El árbol del kratom, también conocido como Mitragyna speciosa, es muy popular y utilizado desde hace mucho tiempo en sus tierras nativas: el sudeste asiático. Hace ya al menos dos siglos que muchos campesinos de Tailandia, Malasia, Indonesia y Papúa Nueva Guinea utilizan esta planta como potenciador energético para desarrollar sus actividades de trabajo en la plantación y cosecha, más allá de sus propiedades analgésicas contra los dolores óseos y musculares ocasionados por sus duras tareas. Su método más tradicional de ingestión ha sido siempre en forma de té u hojas masticadas. En Tailandia su uso se extendió como sustituto para la dependencia de la morfina, mientras en Malasia se descubrió su poder de aliviar los síntomas de abstinencia del opio.
Aunque su uso esté diseminado en algunos lugares de Asia desde hace mucho tiempo, la historia del kratom en el Occidente es bastante más reciente. La primera mención de la cual se tiene noticia en el mundo occidental es de mediados del siglo XIX, taxonomizado por el botánico holandés Pieter Willem Korthals dentro de la familia de las rubiáceas (a la cual pertenece también el café). Después de este hecho, el kratom pasó un largo período prácticamente desapercibido en Europa y América, hasta que en 1930 dos botánicos reportaron su empleo como herramienta de reducción de daños entre usuarios de opiáceos durante el siglo XIX en Malasia, con una publicación en el Cambridge Journal of Asiatic Society.
El kratom se ha popularizado en el Occidente en la última década. Sería porque el kratom realmente funciona?
Pese a algunas menciones en estudios académicos desarrollados durante el siglo XX, el gran boom del kratom en el Occidente se dio a partir de su popularización en Estados Unidos desde hace poco más de una década. Al descubrir sus benéficas propiedades, los estadounidenses pasaron cada vez más a consumir el kratom ya sea como analgésico, ansiolítico, antidepresivo o reductor de daños causados por opiáceos, casi siempre en la búsqueda de una medicina natural sin efectos secundarios. Se estima que hoy alrededor de cinco millones de estadounidenses utilicen la Mitragyna speciosa para tratar sus dolencias y/o adicciones a otras sustancias con efectos colaterales nefastos para el cuerpo y la mente.
Frente a esta reciente popularización en Norteamérica, el kratom ha llegado al conocimiento de muchos europeos que buscan igualmente soluciones naturales y efectivas para diversos problemas. Junto a su difusión, desgraciadamente no han faltado detractores de la planta, lo que nos recuerda mucho toda la campaña negativa contra el cannabis a lo largo del siglo XX. Vale mencionar que entre los principales financiadores de propaganda anti-kratom está el lobby de la industria farmacéutica, más específicamente de los opioides, que ve el kratom como una amenaza a algunos de sus productos más rentables, como la morfina, la metadona, el tramadol, la oxicodona y tantos otros: no estamos hablando de miles o millones de Euros en ganancias todos los años, sino de billones.
Delante de este panorama, diversos países han prohibido el kratom sin mayores estudios de sus beneficios para la sociedad. Aun así, mucha gente sigue buscándolo, pues el kratom realmente funciona.