Al googlear la palabra kratom, las primeras entradas del sitio de búsquedas más famoso del planeta muestran algunas tiendas en línea donde comprarlo, alguna entrada de Wikipedia y decenas de artículos donde se habla de la amenaza de esta nueva droga que ha causado decenas de muertes.
Dejando de lado el sensacionalismo y la desinformación: ¿el kratom conlleva riesgo de adicción? Según la FDA (Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos) se registraron 9 muertes asociadas al kratom en 2011. Los CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos) registraron 91 muertes por sobredosis entre 2016 y 2017 en las que el kratom estaba presente en el organismo de los fallecidos.
No obstante, al analizar ambos informes con mayor profundidad, queda claro que las muertes asociadas al kratom en realidad se dieron en el contexto de consumo combinado con otras sustancias más potentes, como drogas ilegales, opioides, benzodiacepinas, alcohol, gabapentina y otros medicamentos de venta libre. No se encontraron evidencias científicas de que el kratom pueda causar sobredosis mortales.
Los CDC, por su parte, afirman que en el 80% de las muertes a las que hace referencia los fallecidos tenían un historial de uso indebido de sustancias y que aproximadamente el 90% no recibía tratamiento médico para el dolor con supervisión médica. Se menciona 7 muertes directas y únicamente relacionadas con el kratom, aunque no se ha podido confirmar que no existieran otras sustancias en el organismo de los fallecidos.
«Según expertos sobre adicción como el prestigioso científico Dr. Jack Henningfield, el kratom no genera una adicción mayor a la que puede generar el café, el chocolate o el guaraná.»
No poseemos evidencia empírica para desmentir o confirmar científicamente ninguna de las alegaciones alrededor del uso y abuso del kratom, pero es esencial no dejarse llevar por titulares sensacionalistas que hablen de muerte y adicción sin entender el contexto real de esas muertes y esas adicciones.
La propaganda negativa sobre un producto que necesita más investigación científica solo demora y dificulta esos estudios, obstaculizando la generación de información veraz y científicamente contrastada. De forma paralela, hay millones de personas que toman kratom regularmente de forma responsable y exitosa (entre 15 y 16 millones en los Estados Unidos de acuerdo a la AKA, American Kratom Association) cuyas vidas han mejorado gracias a su utilización como suplemento.
Asimismo, según expertos sobre adicción como el prestigioso científico Dr. Jack Henningfield, el kratom no genera una adicción mayor a la que puede generar el café, el chocolate o el guaraná. Además, la mayor parte del consumo de kratom en Estados Unidos se limita a la reducción de dolores leves y a la relajación.
Si bien no queremos ignorar que el kratom pueda generar algún tipo de adicción, creemos importante recordar la importancia de un consumo responsable y controlado de esta y cualquier otra sustancia o suplemento con propiedades similares.
Si el kratom posee un potencial de adicción comparable a la de productos tan normalizados como el café, no habría razón suficiente para dejar de considerar sus beneficios. Existe en el mercado una multitud de otros productos de consumo cotidiano que conlleva un riesgo mucho más alto de adicción y efectos secundarios que el kratom, regulados y vendidos libremente, como el tabaco, el alcohol, diversos medicamentos de venta libre e inclusive el azúcar.
Entre los que adoptan un posicionamiento científico al tratar la cuestión actual del kratom están autores de la renombrada revista Scientific American, al defender con argumentos razonables que prohibir el kratom solo contribuiría a que más personas mueran debido a sobredosis, abuso o mala utilización de medicamentos opioides legales y recetados por médicos, que fueron responsables por la muerte de centenares de miles de personas en Estados Unidos entre 1999 y 2019 de acuerdo a los CDC.