Maurice Kevin O’Rourke, un carpintero de 64 años de Mississauga, Ontario, ha sido condenado a cadena perpetua en Dubái tras ser hallado con aceite de CBD y cannabis en su equipaje mientras transitaba por la ciudad. O’Rourke, que padece la enfermedad de Addison, utiliza el CBD para relajarse y mejorar su bienestar general. Su esposa, Pamela O’Rourke, ha expresado su profunda preocupación por el deterioro de su salud en prisión y pide su liberación.
O’Rourke fue detenido en el Aeropuerto Internacional de Dubái en julio de 2024 por llevar aceite de CBD y flores de cáñamo, a pesar de que estas sustancias son legales en Canadá. Su esposa ha destacado el grave impacto en su salud y pide compasión y comprensión a las autoridades, incluido el primer ministro canadiense, Justin Trudeau.
Destaca que su marido cometió un error inocente y no debería ser sometido a una sentencia tan dura. Los informes indican que la salud de O’Rourke se ha deteriorado significativamente durante su detención, con nuevas complicaciones de salud, cirugías de emergencia y una herida abierta.
Este caso sirve como un duro recordatorio de las complejidades y duras realidades de las leyes internacionales sobre drogas en un mundo donde el CBD y el cannabis son cada vez más reconocidos por sus beneficios para el bienestar. La terrible experiencia de O’Rourke comenzó en julio de 2024 cuando estaba en tránsito en Dubái camino a Sudáfrica. Los funcionarios del aeropuerto descubrieron el aceite de CBD y el cannabis en su equipaje, lo que llevó a su detención inmediata.
Implicaciones globales y necesidad de cooperación internacional
El caso de O’Rourke pone de relieve la urgente necesidad de establecer directrices más claras y de cooperación internacional en relación con el uso del cannabis y el CBD. Si bien algunos países han aceptado los posibles beneficios de estas sustancias, otros mantienen prohibiciones estrictas que pueden tener consecuencias que alteren la vida de personas como O’Rourke. A medida que continúan los esfuerzos de defensa, la esperanza es que historias como la de O’Rourke impulsen una reevaluación de las políticas sobre drogas y fomenten un enfoque más compasivo hacia quienes dependen del cannabis para su bienestar.
Legalización del CBD: una visión global
A nivel mundial, la legalización del CBD y el cannabis varía ampliamente. En Canadá, los productos de CBD son legales y están ampliamente disponibles tanto para uso médico como recreativo.
En marcado contraste, los Emiratos Árabes Unidos (EAU) tienen una política de tolerancia cero para el uso recreativo de drogas. Las políticas de drogas del país se rigen por la Ley Federal del Decreto N° 30 de 2021 sobre la Lucha contra los Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas, que penaliza la producción, importación, exportación, transporte, compra, venta, posesión y almacenamiento de estupefacientes y sustancias psicotrópicas, a menos que se haga como parte de actividades médicas o científicas reguladas. Las violaciones de estas leyes pueden dar lugar a sanciones severas, incluidas largas penas de prisión y elevadas multas.
Los Emiratos Árabes Unidos también son signatarios de varias convenciones internacionales destinadas a controlar las sustancias estupefacientes y psicotrópicas, garantizando que solo estén disponibles para fines médicos y científicos. Este caso subraya la importancia de conocer las leyes locales cuando se viaja con productos de CBD o cannabis, ya que el estatus legal puede variar drásticamente de un país a otro.
El camino a seguir: promoción y reforma de políticas
El camino hacia la aceptación global del CBD y el cannabis está lejos de terminar. Cada caso, como el de Maurice Kevin O’Rourke, nos acerca a un mundo más comprensivo y justo. Los defensores de los derechos de las personas con este trastorno están presionando para que se establezcan directrices más claras y se coopere a nivel internacional para garantizar que las personas que dependen de estas sustancias para su salud y bienestar no sean objeto de sanciones draconianas.
La esposa de O’Rourke, Pamela, sigue pidiendo ayuda al gobierno canadiense. Los grupos de defensa de los derechos de las personas con este trastorno esperan que este caso de alto perfil arroje luz sobre la necesidad de una reforma de las políticas y fomente un enfoque más compasivo de las leyes sobre drogas en todo el mundo.